CUANDO LAS FLORES NO CRECEN


Autor/artista: Lorena Velázquez Texto: Andrea Camarelli
Libro:
13.0 X 21.0
Técnica: 32 polaroid en tela
Edición:  1/6 + 1 prueba de autor. Año: 2016

« Esto no es un bolso » diría el pintor3 ; « las palabras no mienten »4, añadería el poeta. Pero la sociedad ignora a los artistas, impone su dictado de las apariencias, que a menudo riman con decoro. Y la violencia contra las mujeres no se comenta en el concierto de la feria de vanidades. Como un atributo de la mujer en representación, su bolso dice mucho de ella. La obra de Lorena Velazquez, Cuando las flores no crecen, nos lo recuerda en un tono sin concesiones: el objeto en sociedad es un objeto hermoso, la mujer es un objeto hermoso. Hecho de cuero color beige con una empuñadura compuesta de grandes perlas blancas, el bolso de forma rectangular 13 x 21 centímetros, se presenta en un estilo clásico y elegante con connotaciones burguesas. En lugar del nombre del marroquinero, una frase enigmática: « Cuando las flores no crecen ». La artista utiliza la metáfora de la flor, que los poetas han asociado durante mucho tiempo a la mujer, a su belleza y a su juventud, para transformarla e interpelarnos: no habrá hermosas flores que ver, las flores no han podido crecer. Porque este bolso no es un bolso y su elegancia suave es solo unseñuelo. Es un cajón secreto, es una caja de Pandora. Una vez abierto, el bolso tiene un espejo en su centro.

Colocado en vertical, domina una caja dividida en dos casillas, que contienen cada una dos series de rectángulos cortados en una tela negra. La primera serie presenta fotografías, la segunda muestra palabras bordadas en blanco. Las telas son del mismo tamaño y forman un juego de cartas funesto, al que estamos invitados a jugar. Pero el juego no tiene nada de lúdico y la constatación es definitiva: cada fotografía colocada ante nuestros ojos, cada palabra bordada es una prueba que la artista nos arroja a la vista. Detrás del juego de las apariencias y del silencio mortífero está la realidad: el cuerpo de las mujeres es una vasta herida. Porque si la artista elige el formato de un bolso, es para mostrar lo que las apariencias ocultan y la sociedad silencia: la violencia que las mujeres sufren a lo largo de su existencia, en el seno de su familia, su trabajo, su religión y su sexualidad.

3 En referencia a la obra de René Magritte: Ceci n’est pas une pipe. 4 Extracto del verso tomado del poema « La Terre est bleue comme une orange », Paul Éluard.

Ante este silencio, ¿de qué apoyo dispone la mujer? ¿De qué armas dispone la artista? Durante las entrevistas, la fotógrafa confía su propia lesión a mujeres que, a su vez, le confían la suya. La artista hace fotos de las partes de su cuerpo en primeros planos y las imprime para recordar el formato de las polaroids. La artista salpica los cuerpos fotografiados con manchas rojas. Reportero de los hechos, Lorena Velázquez muestra la violencia de forma instantánea. La polaroid es más que una fotografía: es una prueba, es un grito. El de las mujeres que no han podido hablar, que viven con sus heridas, que hacen cuerpo con la violencia. ¿Qué violencia? Las violencias golpean las palabras: « abusar, amenazar, controlar, culpabilizar, descalificar, engañar, ignorar, intimidar, ridiculizar, violar ». La poeta Andrea Camarelli evidencia la violencia con sus frases sobre cómo la educación no advierte a las niñas de los peligros que acechan su inocencia. La violencia es plural y universal: una musulmana, un joven que quisiera ser mujer, una monja, una prostituta, mujeres todavía y siempre profundamente lesionadas.

Frente a estas vidas rotas, la artista es la mujer herida, la confidente, la ayudante, la testigo y la acusadora. Y su obra multiplica las pruebas de violencia que nos arroja a la cara para romper el silencio de una sociedad que ya no puede negarlas. Las cartas están en nuestras manos, a nosotros nos corresponde disponerlas como nos plazca: poner una palabra o un texto delante de una foto, cualquiera, los textos no tienen ni principio ni fin porque la violencia es continua. Las mismas palabras para cualquier mujer, ya que cada historia es singular pero las heridas se repiten y el silencio también. El espectador lector tiene todas las pruebas en la mano, mientras que el espejo en el centro del libro lo mira y lo interroga: ¿de qué lado estás tú mirando? ¿Del que sufre la violencia o del que la inflige? O bien: ¿qué violencia has sufrido tú también? Abrir este bolso es querer romper el silencio de las apariencias y hacer evidente la verdad obligándonos a mirarla, a aceptarla y a denunciarla porque no podemos seguir actuando como si no lo supiéramos.

Caroline Perrée